Las nuevas tecnologías y los metadatos abren nuevas alternativas futuras a la experimentación animal en la investigación de la diabetes
En España, el número de personas con diabetes ha aumentado un 42% en dos añosLas nuevas tecnologías y el manejo de metadatos permite alcanzar logaritmos de probabilidad que reducen drásticamente el número de animales de experimentación necesarios para avanzar en la investigación biomédica y, en particular, en la investigación en diabetes. Así lo manifiesta Ana Isabel Arroba Espinosa, investigadora biomédica del Programa Nicolás Monardes del Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz), que participa en un encuentro con el experto celebrado en el XXXIII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED); sin embargo, según admite, “una vez que el cálculo de probabilidades genera dianas probables, es necesario la validación de las mismas y para ello, en estos momentos, sigue precisándose de modelos animales”.
Los tiempos avanzan y van apareciendo recursos que reducen considerablemente el número de animales necesarios para realizar algunos abordajes experimentales, pero “si buscamos investigación de calidad y traslacional en biomedicina, de momento no ha llegado el día en el que se pueda prescindir de este tipo de diseños experimentales”, asegura esta experta, quien reconoce que “a pesar de los avances científicos para evitar en la medida de lo posible el uso de animales de experimentación, a día de hoy sigue siendo una herramienta clave en el estudio de multitud de enfermedades”.
Esto es así porque la investigación animal aporta una perspectiva mucho más fisiológica de la patología, con integración de mecanismos de señalización y en un contexto integrativo del organismo. “Cada uno de los distintos abordajes experimentales de los que disponemos para desarrollar nuestras líneas de investigación nos permite plantearnos preguntas muy concretas y el análisis independiente de respuestas específicas”, explica la investigadora del Laboratorio de Diabetes y complicaciones asociadas del Hospital Universitario Puerta del Mar; sin embargo, aclara, “el conjunto de la respuesta ante diferentes tratamientos, progresión de la enfermedad o afectación de otros órganos o tejidos sólo se puede identificar actualmente mediante ensayos in vivo”.
Actualmente, se están desarrollando cultivos organotípicos que permiten, de modo «ex vivo», evaluar los mecanismos de señalización implicados en estructuras tridimensionales que integran distintos tejidos que conforman el órgano de estudio. “Pero, a pesar de esta herramienta, es necesario determinar la afectación del sistema completo”, señala esta experta.
Más controles
El uso de animales de experimentación ha tenido una evolución positiva en cuanto al manejo de los propios animales, así como con el desarrollo de protocolos éticos tanto nacionales como europeos que protegen a los animales de la mala praxis. “Esto se refleja en la optimización del número de ejemplares, la metodología seguida, la valoración del bienestar animal o el seguimiento de los protocolos tanto de eutanasia como tratamientos”, apunta Ana Isabel Arroba.
En cualquier caso, como consejo práctico, esta investigadora recalca la necesidad de “adquirir los conocimientos necesarios para el manejo de animales de experimentación, lo que permite diseñar de manera adecuada los procesos a seguir en el desarrollo experimental”.
Beneficios en la investigación de la diabetes
De lo que no cabe duda, en opinión de Ana Isabel Arroba, es que la experimentación animal es importante en todos los ámbitos, pero concretamente en el campo de la investigación en diabetes ha permitido y permite grandes avances.
Por ejemplo, según apunta, “hace posible analizar cómo varios fármacos diseñados inicialmente para el control de la diabetes mellitus pueden actuar no sólo como hipoglucemiantes, sino que también ejercen acciones en otros órganos diana durante la diabetes (como retina y riñón)”; de este modo, “se optimizan los resultados obtenidos y se avanza mucho más rápido en el desarrollo de los tratamientos y en la identificación de potenciales dianas terapéuticas”.
Y es que, según reflexiona esta investigadora, “todas las investigaciones biomédicas tienen como fin trasladar los conocimientos adquiridos a la población, por lo que tener un modelo animal nos permite comprobar, al menos inicialmente, la eficacia y seguridad de nuevas alternativas terapéuticas”.