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La SED se posiciona sobre el consumo de alcohol y sus consecuencias

No existe ningún nivel de consumo de alcohol beneficioso para la salud, por lo que no son aceptables los términos “consumo moderado” ni “consumo responsable”; además, ningún profesional sanitario debe recomendar el consumo de alcohol. Bajo esta premisa fundamental se sitúa un documento de posicionamiento donde más de una veintena de sociedades científicas y entidades sanitarias, incluida la SED, efectúan una serie de advertencias y recomendaciones sobre el consumo de alcohol en España.

El objetivo de esta alianza que se propone al conjunto de la sociedad es promover la filosofía de que, respecto al alcohol, “cuanto menor sea el consumo, mayores serán los beneficios para la salud”, ya que no existe un umbral de consumo seguro de esta sustancia.  Si bien el consumo cero de alcohol puede no ser una meta inmediatamente alcanzable para toda la población, resulta imprescindible en determinados grupos y circunstancias: personas menores de edad (el alcohol altera el desarrollo cerebral y predice problemas futuros de comportamiento y rendimiento académico), jóvenes, durante la gestación y la crianza, y entre las personas que conducen vehículos (en el 28% de los accidentes de tráfico con víctimas en España, el conductor da positivo en alcohol). En todos estos casos, la abstención total debe constituir un objetivo innegociable para la salud pública.

El consumo de alcohol es la segunda causa prevenible de mortalidad en nuestro país con cerca de 15.000 fallecidos/año. También supone una enorme carga de morbilidad para más de 200 enfermedades y problemas de salud: entre los que destacamos la hepatopatía crónica por alcohol, que es la primera causa de trasplante hepático en nuestro país; las enfermedades cardiacas, vasculares, (hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, ictus, cirrosis, fibrilación auricular y hasta 7 tipos de cánceres diferentes), así como adicción, psicopatologías, lesiones (personales y a terceras personas) y problemas sociales (familiares, laborales, peleas, siniestros viales, trastornos del espectro alcohólico fetal, etc). Sin duda, tanto el consumo habitual de riesgo como el consumo intensivo ocasional se asocian con problemas de salud.

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